Los autoclaves trabajan a diferentes temperaturas y presiones dependiendo de la altura en la que se encuentre la planta conservera. Por ejemplo, al nivel del mar, una autoclave que se calienta hasta los 120°C (248°F) tendrá una presión manométrica de 14.1 PSI. Sin embargo, a los 1219 metros (4000 pies) sobre el nivel del mar, a la misma temperatura de 120°C (248°F), el manómetro de la autoclave registrará una presión de 16 PSI.

En el caso de autoclaves a sobrepresión, las presiones al interior del equipo pueden ser mayores. Por ejemplo, a 120°C (248°F), pueden llegar a 28 PSI. Estos autoclaves se utilizan para procesar térmicamente enlatados y otros empaques blandos, como pouches, frascos, plástico y cartón, y suelen utilizar agua atomizada, en cascada o por inundación.