Un excelente doble cierre en una lata de conservas es el resultado de dos operaciones separadas y precisas. Durante la primera operación, el borde de la tapa es arrollado sobre la pestaña del cuerpo de la lata, formando tres espesores de metal en la tapa y dos en el cuerpo. En la segunda operación, estos espesores se presionan fuertemente para completar el cierre.


El material de sellado que se aplica previamente en el borde de la tapa forma una junta elástica que compensa las posibles imperfecciones y asegura un cierre hermético. Este proceso requiere de un personal cualificado para el ajuste, mantenimiento y control de las cerradoras y su utillaje, así como un control frecuente de la calidad de los cierres según el plan de control de calidad y las especificaciones del cierre.


La calidad del cierre es responsabilidad tanto del fabricante del envase como del envasador, y es crucial para garantizar que el contenido del envase esté protegido y libre de intercambios con el exterior, lo cual incluye la entrada de microorganismos, aire, agua, entre otros.


Además, se deben considerar parámetros críticos como el porcentaje de ondulaciones, el solape, el porcentaje de penetración del gancho de cuerpo y la ausencia de defectos visuales para evaluar la calidad de un cierre. Estos parámetros son críticos y deben ser medidos y controlados para asegurar la integridad del cierre.