La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha recomendado una nueva evaluación sobre el bisfenol, un químico que se encuentra en diferentes objetos y en el envasado de alimentos. Está prohibido desde 2018 para la fabricación de plástico para biberones, pero se sigue utilizando en envases interiores como latas y cajas para almacenar alimentos, así como botellas, cosméticos y papeles. La EFSA lo examina porque es un aditivo potencialmente tóxico que entra en contacto con los alimentos y puede alterar su sabor metálico aumentando su vida útil.


La Expert Food Safety Authority (EFSA) ha afirmado en su reciente evaluación que la exposición al bisfenol A (BPA) presenta problemas para los consumidores de todas las edades. Un reciente análisis realizado por expertos indica que consumir algunas sustancias en pequeñas cantidades puede tener un efecto perjudicial para el sistema inmunológico. Básicamente, ingerir, incluso en cantidades muy pequeñas, esta sustancia puede causar trastornos autoinmunes como alergias.
El bisfenol es una sustancia química que se encuentra en productos comunes tales como botellas plásticas de agua, materiales de embalaje y otros objetos. Esto se ha convertido en un gran problema durante los últimos años debido a sus efectos nocivos para la salud humana.


El bisfenol A es capaz de incrementar la concentración de grasas en sangre, además de inducir la síntesis y acumulación de las mismas. En este sentido, existe un riesgo elevado de aumentar de peso y padecer obesidad a largo plazo. De igual forma, las concentraciones elevadas y continuas de BPA favorecen el desarrollo de diabetes tipo 2.
Existen metodologías cromatográficas que permiten valorar que los envases se encuentran libres de Bisfenol A1. Ainia dispone del método que permite cuantificar otras sustancias relacionadas (BADGE, BFDGE y derivados hidroxilados y clorados).


Se puede encontrar el BPA junto con otros componentes químicos en la fabricación de varios tipos diferentes de plástico, como el policarbonato que se usa para producir botellas reutilizables, utensilios de cocina y dispensadores de agua. Esta variación del plástico es generalmente incolora y bastante resistente.
También se utiliza para producir resinas protectoras que se encuentran en los revestimientos internos de latas y latas de alimentos y bebidas. También se hace presente en productos cosméticos, así como en tapones metálicos y botellas de vidrio. La exposición a este compuesto se da cuando los alimentos y las bebidas entran en contacto con el recipiente donde están contenidos.


Aunque no hay una contaminación real en los alimentos, aún vale la pena seguir las recomendaciones de los expertos. Por ejemplo, luego de abrir una lata, es preferible transferir el contenido a un plato o vaso. Un ejemplo concreto sería el del atún: no se debe comer directamente desde la lata en que viene. Esto es debido a que los productos químicos utilizados para fabricar estas latas pueden pasar a los alimentos en mínimas cantidades.


El bisfenol se encuentra en una variedad de objetos que usamos a diario, como juguetes, CD’s, cubiertos plásticos, material deportivo y botellas de agua. Está presente en papel térmico y tintas, así como en recibos de tiendas y tickets de transporte público. El motivo principal es que el policarbonato contiene bisfenol y está fabricado con altas temperaturas para moldearlo fácilmente, haciéndolo extremadamente versátil. La exposición también puede ocurrir gracias a la absorción cutánea cuando entramos en contacto con un objeto que contenga este químico.


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