La sostenibilidad es el factor impulsor del sector del envase. Ello se debe primordialmente a la mayor conciencia ambiental de los consumidores: para el 41 por ciento de los consumidores de Alemania, la sostenibilidad de un envase influye en gran medida en su decisión de compra. Este es el resultado de una encuesta representativa que encargó el fabricante de hojalata thyssenkrupp Rasselstein en Alemania en 2020. Aquí entra en juego la reciclabilidad de un envase: el material que se reutiliza tras su empleo sin necesidad de generarlo de nuevo ahorra energía y recursos. Sobresale en este aspecto la lata para alimentos fabricada en acero para envases, ya que el modo en que los productos de hojalata vuelven a convertirse en un artículo de acero de gran calidad permite reducir enormemente las emisiones de CO2; la palabra clave es multi-reciclaje. En la práctica significa que el material del acero de envases ya reciclado se puede volver a usar de forma repetitiva. «La hojalata es un material permanente en un circuito cerrado, reciclable en cerca de un cien por cien, casi infinitamente y muchas veces sin infrarreciclaje, es decir, sin reducir su calidad», apunta Andreas Knein, gerente de DWR, Deutsche Gesellschaft für Weißblechrecycling mbH (Sociedad Alemana del Reciclaje de Hojalata), una filial del fabricante de hojalata thyssenkrupp Rasselstein GmbH.

Cada ciclo de reciclaje de la hojalata permite reducir recursos y CO2 , en contraposición con la producción primaria, de modo que tras siete series de reciclaje se habrán obtenido 4,6 toneladas de acero a partir de una tonelada inicial. Tengamos en cuenta que el reciclaje de una tonelada de chatarra de acero y hierro ahorra 1,6 toneladas de mineral de hierro, 0,65 toneladas de carbón y 0,3 toneladas de calcita. «Además, con el empleo de chatarra, gastamos un 70 por ciento menos de energía en la generación de acero, en comparación con la producción primaria. Las emisiones de un producto de hojalata, por tanto, se reducen con cada reciclaje, ya que el gasto de energía es notablemente inferior a la producción del acero con mineral de hierro puro. Tras el sexto ciclo, las emisiones se han reducido a menosde la mitad», indica Knein.

El ciclo del material se cierra en la acería

Durante el proceso de reciclaje continúa el esfuerzo por regenerar la hojalata de forma todavía más sostenible. Un paso importante en esta dirección es la separación consecuente de los residuos y materias primas como la hojalata. En Alemania, los envases usados de hojalata se separan en los sistemas duales de reciclado y se clasifican a continuación. La hojalata se separa fácilmente en la planta de clasificación gracias a sus características inherentes: el magnetismo del acero. Seguidamente, la chatarra de hojalata se lleva al centro de reciclaje, donde sufre una trituración mecanizada y la separación de residuos como etiquetas y otros contaminantes. Para preparar la materia prima de forma óptima para su reutilización, se compacta en bloques de chatarra. La chatarra de hojalata, ahora muy limpia, se traslada a la acería, donde se podrá fundir sin merma en la calidad y, junto con el hierro en bruto de los altos hornos, se convierte en acero en bruto. Tras las fases de procesado específicas de cada producto darán lugar a otra pieza de acero de gran calidad, desde una chapa de automóvil, pasando por una viga de acero hasta un nuevo envase, de modo que cualquier acería también se podría definir como planta de reciclaje. El ciclo del material se cierra.

El circuito a través de la planta de reciclaje garantiza que no se quemen materiales no deseados durante la fundición que causen emisiones innecesarias. Los contaminantes apartados, muchas veces orgánicos, se utilizan para la generación de energía. Este proceso previo no solo es habitual en Alemania. En otros países de la Unión Europea también preocupa la separación de contaminantes como el plástico. «Observamos una tendencia en el ámbito de la Unión Europea hacia unas calidades superiores de acero, a pesar de que implique introducir un paso adicional en la recuperación. Ya sea por medio de plantas de reciclaje adicionales o mediante procesos manuales añadidos en plantas de cribado, como ocurre en muchos otros países europeos», aclara Andreas Knein.

La hojalata lidera el reciclaje en Europa

Dado que la hojalata dispone de una capacidad de reciclaje extraordinaria, tanto los consumidores como los fabricantes y el comercio pueden contribuir a la reducción del CO2 para el bienestar del medioambiente al elegir el acero para envases, ya que se trata de una materia prima con un circuito cerrado del material. Porque con una tasa de reciclado del 84 % en Europa, la hojalata mantiene el liderazgo sobre todos los materiales para el envasado. Sin embargo, es necesario proceder en la concienciación de los consumidores para incrementar la cuota total. Concretamente, se puede mejorar en el ámbito de la separación de residuos. «Todos los implicados, desde el fabricante, los sistemas duales de reciclaje hasta la economía circular tienen que informar mejor al público sobre la separación de residuos. Solo así se puede garantizar que los productos como la lata para alimentos terminen en el contenedor correcto y aporten recursos importantes para el circuito de reciclaje. Tanto el multi-reciclaje como el rendimiento ecológico de los envases de hojalata se pueden potenciar de esta manera», afirma Andreas Knein