Las conservas en lata son un recurso habitual en la cocina: prácticas, sabrosas y fáciles de incorporar a cualquier receta. Pero surge la duda: ¿qué hacer con el líquido que contienen? ¿Se puede consumir o conviene desecharlo?
Los especialistas aclaran que, en la mayoría de los casos, este líquido no supone un riesgo para la salud. Según explica Pablo Martínez, presidente del Colegio Oficial de Dietistas de Cantabria, suele estar compuesto por aceites, jarabes o agua con sal o limón, y pasa los mismos controles de seguridad alimentaria que el resto del producto. No obstante, advierte que la calidad de la conserva es determinante, ya que en productos de menor nivel el líquido podría no ser recomendable.
En el caso de las conservas en aceite, como el atún, la nutricionista Carmen Escalada señala que no hay problema en aprovecharlo, especialmente si se trata de aceite de oliva, que incluso puede reutilizarse en ensaladas. Con las legumbres envasadas, como lentejas o garbanzos, la opinión está más dividida: algunos aconsejan enjuagarlas para reducir la cantidad de almidón o sal, aunque no representan un riesgo para la salud.
Por el contrario, el agua de los espárragos no aporta beneficios nutricionales y, al contener altas cantidades de sal, lo más recomendable es desecharla.
En resumen, la decisión depende del tipo de conserva: algunos líquidos pueden aprovecharse, mientras que otros es mejor tirarlos.