Se estima que el tiempo promedio de un comprador cuando observa en un supermercado un producto de la estantería es en promedio entre un veinticincoavo y un cincuentavo de segundo, este tiempo corresponde a un shock visual espontáneo que estampa una impresión en la retina con la velocidad de la luz casi sin darnos cuenta de ello.
Además hay que sumar que la velocidad de compra por impulso se eleva hasta un 33% , es cierto que este alto porcentaje varía inmensamente de acuerdo a las categorías de los productos; también está grandemente influida por las campañas publicitarias y a las promociones dentro de los consumidores, el impacto y la legibilidad son de todas maneras extremadamente importantes particularmente en el empaque, aún más si se considera que cerca de la mitad de los consumidores no tienen una visión perfecta.
Por eso resulta realmente necesario para una marca hacerse notar y conseguir elevar su interés para captar la atención del consumidor ante tanta oferta existente. El color rojo en las etiquetas de las botellas y latas de Coca-Cola es inconfundible. Lo hemos visto desde siempre, pero porqué se eligió este color y no otro.
Coca-Cola apareció en Atlanta, Georgia, el 8 de mayo de 1886. Un farmacéutico local de nombre Dr. John Stith Pemberton, produjo el jarabe y lo llevó a la Jacobs’ Pharmacy para que fuera catado. Luego, fue llevada a una fuente de sodas y se combinó con agua carbonatada.
Frank M. Robinson, socio del Dr. Pemberton, dijo que las ‘dos C’ se verían bien en la publicidad y sugirió el nombre de la marca y escribió ‘Coca-Cola’ en la caligrafía que ahora conocemos. Una versión apunta que a mediados de los años 90, pintaron los barriles de rojo para que los agentes fiscales pudieran diferenciarlos del alcohol, cuando se transportaba el producto. La versión oficial de la empresa indica que al momento de diseñar el logo, se eligió la tipografía Spencerian en contraste rojo y blanco, por sugerencia del Robinson. Al final, quedaron letras rojas sobre fondo blanco y así fue como llegó este color a Coca-Cola.
La creación de este color se atribuye a J. B. Chandler, quien fue el hombre que construyó la caja de Coca-Cola más grande del mundo en 1950. Se dice que Chandler mezclo tres tonos distintos de carmesí, los cuales dieron como resultado la tonalidad que hoy identificamos con el refresco. No obstante, no existe un pantone oficial y la mezcla de colores se mantiene en secreto.
Otro caso interesante a analizar es el de PEPSI. Su color es el azul y se relaciona con el agua y, además, al tratarse de un color frío, sirve para indicar que una bebida es fría. A esto hay que sumar que desde el punto de vista de la psicología del marketing, crea en los consumidores una sensación de seguridad y confianza en la marca.
En el año 1903, Caleb Bradham, dueño de una farmacia, patentó la bebida Pepsi Cola. El logo era la palabra escrita en color rojo sobre un fondo blanco. En los años 40, el CEO de Pepsi decidió agregar el color azul a la mezcla para diferenciarse de la competencia, Coca-Cola, y mostrar su apoyo a Estados Unidos durante la II Guerra Mundial.
Hay que recordar que el impacto de un color no es necesariamente sinónimo de visibilidad. Los expertos han demostrado que el valor de la atención de un color no es exclusivamente debido a su naturaleza y a su luminosidad, sino también al efecto sicológico que produce automáticamente.
De todas maneras, los colores más visibles son el amarillo, naranja, rojo y verde que ratifican la presencia del factor simpatía, tanto como el factor de visibilidad.