Desde hace décadas se han convertido en un imprescindible en nuestra cesta de la compra y podemos recurrir a ellas en cualquier momento. Cuentan con la ventaja añadida de que duran mucho tiempo en perfecto estado ya que la lata hermética y sellada al vacío protege los alimentos, pero esto no significa que no puedan ponerse malas. ¿Cómo podemos saber si se encuentra en buen estado? Aquí van algunos consejos.
Un defecto en la fabricación es una de las principales razones por la que dicha conserva no sea apta para su consumo. Si la lata no está bien sellada, es muy probable que en cuestión de días no se puedan comer. No obstante, existen algunas señales que nos alertan de que esa conserva no está en buenas condiciones, como que la lata tenga alguna abolladura o golpe, especialmente si la tapa se mueve y no está bien sellada.
Otro elemento es la oxidación que suele estar provocado porque la lata ha estado almacenada en un lugar con un alto grado de humedad. También si la conserva se encuentra hinchada indica que el alimento que se encuentra en su interior se ha congelado y expandido.
Si la lata presenta señales de oxidación en los bordes y los puntos de unión, o está abollada, no tiene que significar que contiene Clostridium botulinum, pero se ha roto la hermeticidad de la lata, y pueden crecer otros microorganismos en general, y sería recomendable tirarla por una mala aplicación del calor.
No obstante, en ocasiones la lata puede estar en perfecto estado en su exterior, pero no ocurrir lo mismo dentro. Cuando hay bacterias anaerobias dentro de la lata es porque se ha acumulado gas, así que, cuando vamos a abrirla, el alimento saldrá como una explosión. Si esto ocurre, lo más normal es que la tapa esté hinchada antes de abrirla.
Además, si al abrir la lata se produce un silbido, también es una advertencia clara de que la conserva no se puede comer. Otro factor a tener en cuenta es si observamos burbujas al abrir el envase metálico. Esto es determinante porque nos indica que hay bacterias en el interior, las burbujas son un indicativo claro de algún tipo de fermentación, también la presencia de espuma nos indica claramente que puede haber actividad bacteriana.
Ojo, la toxina botulínica puede aparecer en latas de conserva que estén mal preparadas debido a que han sido sometidas a un tratamiento térmico incorrecto. Normalmente se aplica calor suficiente a los alimentos para matar a esta bacteria, pero en algunos casos puede sobrevivir
Los síntomas de esta infección aparecen entre 12 y 36 horas después de ingerir la toxina y entre ellos se encuentra debilidad, vértigos, sensación de parálisis, vómitos, dificultad para respirar, hinchazón abdominal, estreñimiento o diarrea. También hay algunos síntomas que aparecen más tarde como dificultades en la visión, para tragar, para hablar correctamente y sequedad bucal. Por eso, ante la más mínima duda, tanto en el supermercado como en casa, debemos desechar estas conservas que pueden poner en riesgo nuestra salud.