Un proyecto de investigación colaborativa entre el Instituto de Acero y Metales (SaMI) de la Universidad de Swansea y Tata Steel UK destaca el alto rendimiento de las latas de alimentos de acero y las rigurosas pruebas a las que se someten antes de llegar a los consumidores.
Este es el proyecto de investigación conjunta número 1000 realizado entre ambas partes. Las latas de alimentos estándar se producen predominantemente con una base de acero recubierta con estaño y, en ocasiones, un revestimiento interno de polímero adicional. Las latas de alimentos ofrecen múltiples ventajas, como la capacidad de extender la vida útil del producto, preservar el contenido nutricional, ofrecer durabilidad, no requerir refrigeración y ser fácilmente reciclables.
La planta de Trostre de Tata Steel es el principal proveedor de aceros para envases de muchas marcas presentes en los hogares del Reino Unido, abarcando alimentos, productos para el hogar y cuidado personal. En las instalaciones de SaMI se replican condiciones de la vida real, sometiendo los productos de acero a rigurosas pruebas para garantizar que cumplan con los exigentes estándares requeridos.
Cómo se prueban las latas de alimentos
El Dr. Barrie Goode, Director de Investigación y Desarrollo Industrial de SaMI, explica cómo se prueban las latas de alimentos:
“Necesitamos comprobar cómo interactúan diferentes tipos de acero con distintos alimentos, que pueden incluir sustancias químicas como sal o vinagre. Por supuesto, no debe haber deterioro en los alimentos, pero la estructura de la lata también debe permanecer robusta e intacta.
“Nuestras pruebas aceleradas nos permiten adelantar los efectos del tiempo en la lata y su contenido, de modo que en unas pocas semanas simulamos los efectos de varios años.”
James Edy, investigador de recubrimientos de Tata Steel, añade más detalles:
“Un proceso típico de prueba incluye varios pasos. Llenamos las latas con soluciones simuladoras de alimentos y luego cerramos herméticamente la tapa. Dejamos una pequeña cantidad de espacio en la parte superior, lo que crea un vacío dentro de la lata al sellarla. “Luego, las latas se esterilizan a más de 100 °C bajo presión, utilizando vapor saturado, agua caliente o una combinación de vapor y aire. A medida que aumenta la presión, también lo hace el punto de ebullición del agua, permitiendo sobrecalentar el agua sin que hierva. Este proceso desinfecta el contenido y acelera la evaluación de posibles reacciones entre la lata y su contenido.
“Después analizamos las latas en detalle microscópico para detectar cualquier degradación y sus causas. Nuestros microscopios electrónicos amplían las muestras hasta 1000 veces para identificar áreas de preocupación. Luego realizamos un microanálisis utilizando una técnica llamada espectroscopía de dispersión de energía, que identifica y cuantifica los elementos químicos presentes en una muestra.”
Tras el proceso de pruebas, los investigadores evalúan varios factores, como si la película de laca se ha ampollado o desprendido de la lata; evidencia de corrosión incluso a nivel microscópico; cambios visuales en la lata, como decoloración; o si la lata cumple con estrictos estándares de calidad, seguridad y fiabilidad.
“Esta información es vital para que nuestros clientes puedan garantizar a los suyos que el producto es de la más alta calidad. También significa que el público puede confiar en que sus latas han sido estrictamente probadas, demostrando su calidad,” concluye James.