Un estudio reciente revela que gran parte del mercurio en el atún rojo del Atlántico se encuentra en formas menos tóxicas, lo que plantea la necesidad de medir específicamente el metilmercurio, la forma más peligrosa.
La investigación, publicada en Environmental Science & Technology, muestra que la carne comestible del atún contiene tanto metilmercurio como complejos de mercurio-selenio estables y poco dañinos.
A diferencia de otros depredadores marinos, el atún rojo detoxifica el mercurio principalmente en el bazo, gracias a la interacción con selenio, que forma compuestos casi inofensivos.
Los resultados indican que hasta un 25% del mercurio en el músculo del atún rojo es menos nocivo, mientras que en especies como el marlín la proporción alcanza el 90%.
El estudio subraya la importancia de pruebas de mercurio más precisas en mariscos, diferenciando entre metilmercurio y formas inofensivas, para ofrecer información más confiable a los consumidores.