Reino Unido y Estados Unidos han firmado un acuerdo comercial calificado de “histórico”, que pone fin a los aranceles del 25% que Washington impuso al acero y al aluminio británico. Esta decisión supone un alivio clave para ambos sectores, altamente afectados por las medidas proteccionistas introducidas por la administración Trump. A cambio, Londres elimina sus aranceles al etanol estadounidense y concede acceso al mercado para la carne de vacuno.
Los aranceles sobre el acero y el aluminio, impuestos durante la llamada “terapia de choque” de Trump, formaban parte de una estrategia para forzar nuevos acuerdos que favorecieran a Estados Unidos. Aunque en su momento se presentaron como medidas permanentes, ahora se revela que buscaban reequilibrar el comercio mediante la presión.
El pacto también contempla una reducción del arancel para la mayoría de los automóviles británicos exportados a EE.UU., que pasa del 27,5% al 10% para los primeros 100.000 vehículos. No obstante, el levantamiento de las restricciones al acero y al aluminio es el componente más significativo para la industria británica, que había sufrido un fuerte impacto por la imposición de esos gravámenes.
Durante una conversación televisada con el primer ministro británico, Keir Starmer, el presidente Trump celebró el acuerdo como un nuevo capítulo en la alianza histórica entre ambas naciones, destacando su simbolismo en el aniversario del Día de la Victoria en Europa.