En los hogares españoles, las latas son un artículo común tanto para bebidas refrescantes como para bebidas energéticas. Sin embargo, a pesar de ser consumidos en grandes cantidades, a menudo no prestamos atención a detalles importantes del producto, como su forma cilíndrica con la base curva o el pequeño agujero en la pestaña. Estas características son clave debido al gas que se encuentra en el interior de la lata, y que es el responsable de que al agitarla y abrir una lata derramemos la bebida accidentalmente. Al agitar la lata de forma abrupta, las burbujas se adhieren a los bordes y al destaparla, se liberan junto con el contenido líquido, causando un desbordamiento.
La razón principal por la que las latas tienen una forma cilíndrica es para distribuir equitativamente la presión del gas en su interior que se produce al sellarla. Esto también ayuda a reducir el uso de aluminio en su producción. En cuanto al agujero en la pestaña, se ha sugerido que es una medida de higiene para evitar beber de una lata manipulada por otras personas. Una vez utilizada, la pestaña puede volver a cerrarse y colocarse una pajita en el agujero para beber sin que ésta se salga debido a la presión del gas en el líquido.
¿Qué ocurre al mover una bebida con gas?
El dióxido de carbono que se encuentra en la lata, se disuelve en el líquido y se convierte en ácido carbónico. Al abrir la lata, la presión dentro de ella disminuye y se iguala con la del ambiente. Entonces, el dióxido de carbono deja de estar en estado líquido y vuelve a ser gas. La Fundación Aquae señala que al agitar la lata, las burbujas del ácido carbónico se adhieren a las paredes. Y al abrir la lata, esas burbujas se liberan junto con el líquido, lo que causa que éste salga derramado.
Si quieres evitar que una lata de refresco se derrame al abrirla, puedes seguir este método recomendado: agita la lata con fuerza durante un minuto aproximadamente. Luego, da unos golpecitos en tres lugares distintos de la lata con tu dedo, en la parte de arriba, en el centro y en la parte de abajo. Repite este proceso dos veces más girando la lata. Finalmente, podrás abrirla sin preocuparte por que el líquido se derrame.