Conseguir que los empaques se conviertan en material reciclable a través de un proceso circular, no es tarea fácil. El diario español, El País, realizó recientemente un trabajo muy completo (El viaje no tan circular de los residuos domésticos en España) en el que analiza el grado de circularidad de algunos empaques de uso doméstico. Para ello, refleja cada una de las fases del proceso: Diseño y Fabricación, Recogida del residuo, Reciclaje y Materia Prima. En Mundolatas, vamos a traeros parte de este análisis, comenzando, lógicamente, por las latas de aluminio.
Lata de la aluminio
Este tipo de empaque debe ir directo a los contenedores amarillos. Las latas de aluminio, gracias a su diseño y material, es un empaque 100% reciclable y, a diferencia de otros empaques, no pierde calidad en el proceso. Es decir, una lata de aluminio puede dar lugar a otra con las mismas propiedades en tan solo 8 semanas. Según menciona El País y de acuerdo con la Asociación de Latas de Bebidas, se recupera un 71% de las latas de aluminio consumidas (8 mil millones de latas de bebidas al año). No ocurre así con otros productos de aluminio como envoltorios o barquetas: se recupera el 52%.
Como se ha dicho en varios artículos en Mundolatas, el problema radica en la recogida, específicamente en las plantas de selección, ya que los residuos llegan a ellas mezclados con otros materiales y no se cuenta con la tecnología necesaria para hacer un proceso de selección cuidadoso y acertado.
Como indica Juan Ramón Meléndez, director de la Asociación de Latas de Bebidas: “si se tiran 100 latas en el contenedor amarillo se rescatarán 97 y se perderán 3, pero si se tiran esas 100 al contenedor normal o a una papelera de la calle entonces se recuperarán cerca de 41”. Es decir, también hay un proceso necesario y es el de intensificar las campañas ambientales a la población y, aunque aparentemente ha crecido la conciencia ambientalista y de sostenibilidad en los consumidores, todavía hay un proceso que debe fortalecerse.
Tetrabrik
Se recogen en contenedores amarillos Con los Tetrabrik pasa algo singular.
Se recuperan el 80% de los briks que se tiran a la basura, pero resulta imposible utilizarlo para fabricar otro nuevo brik. El diseño y la composición de materiales hace muy difícil reciclar este tipo de empaques. Están compuestos por varios tipos de materiales que no pueden ser separados en su totalidad para reciclar cada uno en su proceso independiente: cartón, plástico y aluminio. Lo único que puede reciclarse es el cartón, pero la mezcla aluminio y plástico va a parar directamente a un incinador.
Vale la pena mencionar una cifra: “en 2020 se vendieron en España cerca de 5.800 millones de briks, una de las cifras más altas de Europa”.
Cápsula de café
Este tipo de producto se devuelve directamente en tienda o puntos especiales. Pero, esto parece cambiar como se explica más adelante.
Las cápsulas de café son las que peor paradas se encuentran y es así porque parte de por sí de un diseño que complica absolutamente todo el proceso circular. El tamaño y la ausencia de un canal adaptado para procesar este residuo es lo más grave.
Según menciona El País y confirmamos en el sitio web de Nespresso, cuentan con 1900 puntos de recogida en España para poder reciclar un 10% dichas cápsulas. Claro, se logra reciclar porque el material de las cápsulas de esta compañía, son de aluminio. Uno de los proyectos que menciona es “Sin TI no es posible”, proyecto piloto en la capital de la Comunidad Valenciana: “podrán reciclar productos de aluminio y acero ligero en todos los contenedores amarillos de la ciudad, más de 2.500 en este momento. Una innovación medioambiental que va incluso más allá de nuestras propias cápsulas de café. Un proyecto que también admite depositar en estos contenedores otros productos como papel de aluminio, velas pequeñas, tubos de pasta de dientes, botes de aluminio o alambres o tapas de aluminio de cava, entre otros”. Para este proyecto, Nespresso ha diseñado e instalado una solución tecnológica en la planta de clasificación de envases de Picassent que permite clasificar los productos de volúmenes pequeños: es decir, residuos de aluminio y acero de pequeño tamaño.
Yogur
Los empaques de yogur van directamente al contenedor amarillo.
El envase de yogur suele ser fabricado en plástico de poliestireno o polipropileno. Y, aunque hay una organizada recogida selectiva del plástico, el problema va un poco más allá: su vertido en la naturaleza. A diferencia del aluminio, los envases de plástico no permiten que pueda fabricarse otro envase sin perder, además, la calidad. Y, al parecer, en caso de reciclarse, no es lo más efectivo posible.
Según señala el director de la Asociación Nacional de Recicladores de Plástico, Oscar Hernández, todos los plásticos se pueden reciclar, pero el problema radica en el diseño y la dificultad que trae al momento de la selección. Según indica para El País, “en España hay plantas que separan el envase de yogur de poliestireno, pero por lo general se recicla dentro del flujo del plástico mezcla y en este caso lo que sale es una granza de baja calidad que suele utilizarse para fabricar mobiliario urbano u otras aplicaciones no muy exigentes”.
Botella de vidrio
El contenedor donde van a parar las botellas de vidrio es el verde.
Como sucede con las latas de aluminio, una botella de vidrio puede utilizarse infinitamente para producir otros envases del mismo material sin perder cualidades. Están fabricadas con un único material y el proceso de recolección y selección es sumamente sencillo. Ahora, en España ese único material ya no existe. La mayoría de las botellas de vidrio se utilizan para productos que se exportan y que terminan su ciclo y proceso circular en otros países. Hablamos del vino o el aceite de oliva, por ejemplo. Por lo tanto, el porcentaje de vidrio reciclado en España no alcanza para producir la cantidad de botellas necesarias: “hoy en día todos los envases de vidrio fabricados en España incorporan en su conjunto un 44% de casco reciclado, teniendo que cubrir el resto con materiales vírgenes (arena, carbonato sódico, caliza)”.
En conclusión, tanto las latas de bebidas de aluminio como las botellas de vidrio cumplen muy satisfactoriamente el proceso de reciclaje, pero analizando el proceso en conjunto: Diseño y Fabricación, Recogida del residuo, Reciclaje y Materia Prima, no existe un material o producto 100% reciclable. El proceso de selección es, quizá, uno de los más críticos, proceso que depende en gran medida de los diseños de los productos. Es un hecho, que muchos fabricantes están tratando de amoldar sus procesos y de crear sobre todo maquinas que permitan una selección de calidad. Pero, también, la educación al consumidor y el mostrarle los beneficios en sostenibilidad que cada empaque posee, es un proceso necesario.
Botella PET
Se recoge en contenedores amarillos.
A nivel mundial desde hace años se trata de reducir al máximo la utilización del plástico, pero, a partir de una Ley que está a punto de aprobarse en España, se prohibirá usar y tirar algunos artículos como cubiertos o platos desechables o pajitas. Pero, una botella de PET sí que puede completar el proceso de reciclaje circular, tanto así que puede reutilizarse en productos de uso alimentario.
El proyecto de ley de residuos “establece que todas las botellas de PET deberán incorporar un mínimo de 25% material reciclado para 2025 y de un 30% para 2030”. Estas exigencias de pureza son sobre todo importantes por su reutilización en productos de origen alimentario. Eso sí, las botellas no deben ser de color (solo se utilizan transparentes y azul claro), aunque sí que pueden utilizarse y se usan para otras aplicaciones, como bandejas o textil.