Rusia y Ucrania son grandes exportadores de materias primas, desde trigo y cereales hasta petróleo, gas natural y carbón, oro y otros metales preciosos. Lo que ha quedado demostrado es que juegan un rol estratégico en los mercados mundiales.  El actual conflicto armado entre ambos países tiene en jaque a medio mundo con consecuencias económicas imprevisibles.

Aluminio: un sector clave en riesgo

La preocupación e incertidumbre también llegan a la exportación de metales como el aluminio, el níquel, el paladio o el hierro. Uno de los más evidentes es el aluminio. Rusia es el tercer productor mundial de este mineral, por detrás de China e India y exporta gran parte de su producción a países como China, Estados Unidos, Japón, Turquía y al bloque de la Unión Europea (UE). Representa además entre el 4% y el 6% de la producción mundial de cobre, aluminio y níquel.

En estos últimos meses, el aumento del precio del aluminio, el zinc o el níquel, se ha visto incrementado por las dificultades en el transporte. Las dos principales compañías navieras y de portacontenedores, MSC y Maersk, decidieron suspender hace semanas los servicios a Rusia, sumándose a la japonesa ONE y la alemana Hapag Lloyd.

Un gran volumen de aluminio y cobre es transportado diariamente entre San Petersburgo en Rusia a los puertos europeos de Róterdam y Flesinga en Países Bajos. Otro motivo del alza en los precios ha venido motivado por la reducción de los inventarios que, en el caso del aluminio, ha caído a niveles críticos.

En el caso de Europa, las fundidoras de metal se vieron obligadas también a reducir su producción debido a la escalada en los precios de la energía. No en vano, los dos países protagonistas de esta contienda son grandes productores del metal, muchos de ellos empleados infinitamente en la vida cotidiana, como envases de alimentos y fármacos, electrodomésticos, ordenadores etc.

Aumento del precio de las materias primas a nivel mundial

Rusia es uno de los mayores proveedores mundiales de metales que se utilizan en todo tipo de productos, desde latas de aluminio hasta cables de cobre y componentes de automóviles. Es el cuarto exportador global de aluminio y es uno de los cinco principales productores mundiales de acero, níquel, paladio y cobre.

Ucrania también es productor importante de metales industriales y tiene una participación importante en la exportación de paladio y platino. Esto significa que, debido a la invasión en Ucrania, podríamos ver un aumento de precios de los productos enlatados y el cableado de cobre.

La situación ha sido calificada de «catastrófica» por muchos países, particularmente los más pobres. Los expertos advierten de las consecuencias de lo que llaman «la extrema volatilidad» de los mercados como consecuencia de la invasión en Ucrania.

Los expertos afirman que es probable que los precios continúen incrementándose mientras dure la guerra, ya que hay pocas alternativas para reemplazar las exportaciones de Rusia de aproximadamente cinco millones de barriles por día. Incluso, los países con bajas importaciones de energéticos rusos están sintiendo el impacto, ya que las medidas han hecho aumentar los precios de venta a mayoristas, que ya son altos. La compañía del sector rusa Rusal prevé una carencia de 1,7 millones de toneladas este año de aluminio.

El sector conservero en alerta

El problema para la industria conservera española no es pequeño. Se juegan nada menos que el 56% de su producción, mientras que el 44% restante se envasa en aceite de oliva. Hasta hace unos meses, parte de ese aceite procedía de Ucrania.

 

La preocupación es máxima ya que las empresas españolas del sector emplean 98.000 toneladas de aceites vegetales cada año. Las conserveras tenían aseguradas las compras de aceite de girasol para un período de seis meses, pero las refinerías ucranianas están detenidas, los barcos no circulan por el estrecho del Bósforo y las aseguradoras no se hacen cargo al ser una situación guerra, por lo que actualmente la industria podría enfrentarse a un desabastecimiento. Hay pocas alternativas y las que hay son más caras. Por eso las conserveras buscan sustitutos como el aceite de soja a fin de mantener la misma calidad.

Empresas que dejan de trabajar en Rusia

Las sanciones por parte de la comunidad internacional, así como de las principales empresas no se han hecho esperar. Empresas como Unilever, Heineken o Coca- Cola han paralizado toda actividad en Rusia.

El gigante de los bienes de consumo Unilever ha anunciado que no invertirá más capital en Rusia ni se beneficiará de su presencia en el país. Unilever continuará suministrando sus alimentos esenciales y productos de higiene diarios fabricados en Rusia a las personas del país. También donará 5 millones de euros de productos esenciales de Unilever para el esfuerzo de ayuda humanitaria a los refugiados ucranianos.

 

Heineken es otra de las multinacionales que ha decidido cortar por lo sano con Rusia y suspende todas las exportaciones al continente ruso y frena cualquier inversión prevista. Lo mismo ocurre con Coca-Cola quien también se ha unido a la larga lista de multinacionales que han adoptado sanciones contra Rusia suspendiendo sus operaciones en el país tras la invasión a Ucrania.

 

Ayuda humanitaria a los refugiados ucranianos

La comunidad internacional se ha volcado con los refugiados ucranianos y las muestras de solidaridad se suceden por doquier tanto de particulares como de empresas. Las campañas de donación también están llegando a Ucrania. La multinacional Rio Tinto anunció el envió de 5 millones de dólares a ayuda humanitaria para la población ucraniana.

La empresa de pinturas ISAVAL destaca por sus sistemas de pigmentación propios, tanto para punto de venta como para dosificación industrial, sus sistemas integrales de rehabilitación de fachadas y Rehabilitación Energética, ha mostrado su apoyo a la población.

 

El grupo Hell en apoyo a sus vecinos ucranianos, ha donado vitaminas y té en lata, además de ropa, bolsos, mantas y toallas a quienes huían de la situación de guerra en Ucrania. La donación, por un valor total de 130.000 euros, será distribuida principalmente por el Servicio de Caridad Bautista en los cruces fronterizos de Tiszabecs, Kölcse y Túristvánd y en la estación de tren de Nyugati.

 

La cervecera Budwaiser acaba de lanzar una edición especial de cerveza en lata con fines solidarios y todo el dinero recaudado irá destinado a los refugiados ucranianos.

Aludium, la empresa suministradora líder de aleaciones de aluminio utilizadas para la fabricación de cierres y tapones de botellas ha colaborado en el envío de ayuda humanitaria a los refugiados ucranianos.

 

Sanciones a Rusia

Las sanciones de la comunidad internacional contra el gigante ruso se mantienen. El gobierno australiano ha impuesto una batería de sanciones contra 11 bancos y entidades gubernamentales y dos oligarcas rusos con intereses comerciales en el país oceánico, por la invasión de Rusia a Ucrania.

 

 

El gobierno británico también ha anunciado la imposición de nuevas sanciones económicas contra Rusia. Como consecuencia, el gobierno de Johnson ha prohibido las exportaciones de artículos de lujo de alta gama a Rusia y ha impuesto nuevos aranceles de importación del 35 por ciento sobre las importaciones de hierro y acero de Rusia y Bielorrusia, además de los aranceles ya existentes.

Se espera que estos acontecimientos afecten a las actividades de empresas rusas en diversos sectores de la economía. En parte, debido a las crecientes tensiones geopolíticas, desde febrero de 2022 se ha producido un importante aumento de la volatilidad en los mercados de valores y de divisas, así como una importante depreciación del rublo frente al dólar estadounidense y el euro.

 

Consecuencias a largo plazo

Sin duda, Ucrania es quien peor parada saldrá y Europa deberá de estar presente para ayudar a recomponer a este país que va a quedar desolado en todos los aspectos. Los rusos también seguirán viéndose afectados, tras la huida de miles de empresas internacionales y con la considerable devaluación del rublo.

A nivel económico, Europa se enfrenta a una situación complicada porque tras dos años de pandemia y restricciones de la que todavía no se había recuperado, va a sufrir una subida importante de la inflación. Esta situación podría ser similar a la que hubo en la década de los 70 con la crisis del petróleo en la que se produjeron unos niveles muy elevados de desempleo. Los efectos de la guerra en Ucrania ya se está empezando a sentir en todo el mundo.