Los costos de producción a nivel mundial están desorbitados.
Precisamente, la imparable subida mundial de los precios de las materias primas como el aluminio o el acero, en los últimos meses así como el encarecimiento del transporte o el brexit está elevando de manera considerable la presión sobre la industria conservera de alimentos, de la que España es una potencia mundial. Precisamente, ante la actual situación, la industria conservera española se ha anticipado para capear el fuerte temporal que viene.
Ya algunas empresas conserveras españolas se han adelantado haciendo acopio desde hace varios meses de envases metálicos para mantener y garantizar la producción de cara a la importante campaña de Navidad. No obstante, el alza de materias primas está propiciando la especulación y la «psicosis» que lleva a empresas a planificar un «exceso de almacenamiento «por miedo a que no haya suministro, lo que apuntala esa subida», señalan desde Anfaco. También el incremento de las materias primas y el precio de la electricidad complica la situación de muchas empresas cuyo encarecimiento en los costos de producción de momento no los ha trasladado del momento al consumidor.
Anfaco apunta que será en 2022 cuando se note con detalle el impacto. Las industrias estiman que, a escala global, las previsiones dependerán de las acciones que se tomen en países como Estados Unidos o China, junto a la respuesta que pueda dar la Unión Europea. También habrá que contar con el fuerte incremento de los costos de transporte marítimo internacional, cuyo precio se ha incrementado casi por 10, o la falta de camiones y conductores en países como el Reino Unido. Antes de la Covid-19, un contenedor de China a Lisboa costaba 1.800 euros y ahora el mismo ronda entre los 10.000 y 15.000 euros.
El secretario general de Anfaco- Cecopesca, Juan Vieites recalca que «es una época de incertidumbre industrial. En un entorno inflacionista, en ciertos casos de escasez derivada de ajustes entre la oferta-demanda y complicaciones logísticas» y añade que «el costo de un bidón metálico ha subido un 40% y el de la electricidad un 450% en el último año en España. La situación es insostenible para la distribución».
Vieites augura desajustes «si se recortan producciones de acero y aluminio para adaptarse a los requisitos del CO2 o se modifican las estrategias de reciclaje», quien también apunta que «las normativas ambientales elevarán los impuestos sobre los alimentos «hasta valores que en algunos casos triplicarán lo actual».