El grupo gallego Calvo se ha visto obligado a cerrar su fábrica de conservas en Galicia a consecuencia de la huelga de transporte. La razón, el problema que tiene para garantizar la salida del producto de la fábrica y la entrada de suministro desde hace días. Además, faltan todo tipo de materias: desde el aceite, hasta el atún, palés y estuches. Hasta ahora, la conservera había estado usando los excedentes guardados en las cámaras frigoríficas, pero al no poder suministrar ha decidido parar.
De momento, la paralización de actividad solo ha afectado a la planta de Calvo en Carballo. El grupo cuenta con otros centros productivos y oficinas en España, Italia, Brasil, Argentina, Guatemala y El Salvador, que comercializan conservas en 65 países y flotas que faenan en el Atlántico y en el Pacífico. Emplea a 5.000 trabajadores en todo el mundo, de los que un 10% están en España.
La patronal Anfaco, que agrupa a las conserveras de pescado y marisco, ha alertado del impacto de la huelga de transportistas, por el bloqueo de la recepción de materia prima y del servicio a sus clientes, que se suman a la incertidumbre por la guerra de Ucrania. De hecho, una buena parte de la industria agroalimentaria española quedará paralizada si en cuatro semanas no encuentra un sustitutivo para el aceite de girasol, usado para la elaboración de multitud de productos, desde bollería y conservas a salsas y fritos, y cuyas reservas no aguantarán más de un mes.