Como cualquiera que haya intentado abrir una lata de refresco sabe que las bebidas enlatadas son extremadamente resistentes tanto al impacto como a la presión. De hecho, la mayoría de las latas están diseñadas para soportar hasta siete bares de presión, lo que equivale a la presión ejercida por 70 atmósferas o 1,000 libras por pulgada cuadrada. Esto significa que las bebidas enlatadas pueden recibir una gran paliza sin dañar el contenido.

Además, las latas de bebidas son extremadamente fuertes, livianas y tienen un sello hermético. Esto significa que pueden soportar golpes, proteger el contenido y garantizar que llegue a su destino. El aluminio es ligero pero fuerte, y el proceso de unión crea un producto que es incluso más fuerte que el aluminio solo. El sello hermético de una lata evita que entre aire exterior y también evita que el contenido se derrame. Esto es importante tanto para la seguridad como para la frescura, lo que las hace ideales para productos carbonatados o con altos niveles de azúcar

Además, las latas de bebidas son el envase perfecto para productos sensibles a la oxidación y a la luz, como el vino, el aceite y el café. Los recipientes de metal son 100% reciclables y se pueden reutilizar una y otra vez. Esto significa que aguantan los golpes, protegen el contenido y aseguran así que este llegue a su destino.

Las latas de bebidas están hechas de aluminio, que es un metal fuerte pero ligero. El aluminio le da a la lata su resistencia, mientras que las paredes delgadas ayudan a mantenerla ligera. Las latas de bebidas son extremadamente resistentes, livianas y tienen un sello hermético. Esto significa que pueden soportar golpes, proteger su contenido y garantizar que llegue a su destino de manera segura. Además, las latas son 100% reciclables, lo que las convierte en una opción de empaque sostenible.