Pablo Martínez, presidente del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Cantabria (CODUNICAN), señaló en declaraciones a Infosalus que el líquido presente en los productos en conserva varía según el tipo de alimento, y puede estar compuesto por jarabes, aceites, soluciones salinas, almíbar o incluso zumo de limón. Subrayó, además, que todos los productos comercializados cumplen con los controles sanitarios pertinentes.
No obstante, antes de consumir estos líquidos, es recomendable considerar posibles condiciones de salud que puedan contraindicar su ingesta. Su función principal es preservar el alimento y prolongar su vida útil. En productos como los espárragos, por ejemplo, este líquido —formado principalmente por agua y sal— es inocuo y, en general, no representa un riesgo para la salud.
En cambio, en conservas como el atún, el líquido suele contener un nivel elevado de sal, por lo que, en determinadas situaciones, podría ser más adecuado descartarlo.
Por otro lado, los envases metálicos incluyen recubrimientos poliméricos cuya finalidad es evitar el contacto directo entre el alimento y el metal. Sin embargo, existe la posibilidad de que algunos compuestos del recubrimiento migren hacia el alimento, lo que podría alterar su calidad o, en ciertos casos, representar un riesgo para el consumidor.
Debido a estas posibles migraciones, se desaconseja utilizar el líquido de las conservas, como el del atún, para aliñar ensaladas u otros platos directamente.