Desde que el 2021 Putin decidiera que el champán es el vino espumoso fabricado en Rusia, las tasas de importación de vinos europeos han caído en picado. Según la agencia de noticias RIA Novosti —basados en datos de Eurostat— Rusia ha reducido sus importaciones de vino desde la Unión Europea al nivel más bajo en 20 años, con solo 126,000 toneladas importadas desde principios de año.
En el período más reciente reportado, las importaciones cayeron un 25% interanual, alcanzando la cifra más baja desde 2004, cuando las empresas rusas importaron solo 87,000 toneladas de vino europeo.
El principal proveedor de vino este año fue Italia, cuyo porcentaje en las importaciones rusas se duplicó, alcanzando un 39%, lo que equivale a 49,000 toneladas. El año pasado, el valor total de las importaciones de vino italiano a Rusia fue de 158 millones de euros.
Al mismo tiempo, los líderes del año pasado, Lituania y Letonia, experimentaron caídas significativas, con ventas 2.7 y 4.3 veces menores, respectivamente. Durante ocho meses, solo se importaron 18,000 toneladas de vino de Lituania y 14,000 toneladas de Letonia a Rusia.
Los cinco principales proveedores de vino de la UE al mercado ruso este año incluyen también a Polonia, cuyas exportaciones aumentaron 1.7 veces, alcanzando 13,000 toneladas, y a Portugal, cuyas ventas se multiplicaron por 2.8, llegando a 10,500 toneladas.
Las marcas rusas se imponen, es el caso de los vinos espumosos de La Petite Perle en su versión Extra Brut y Rosso (rosado) que ahora también se pueden comparar en su versión enlatada, lista para consumir en cualquier lugar.