La economía cubana sigue sin poder despegar. El bloqueo de décadas, las consecuencias económicas ocasionadas por la pandemia de la COVID-19 se suma ahora los altos precios a los que tiene que enfrentarse la isla a la hora de adquirir materias primas y su transportación ante la importante subida del precio de las materias primas, así como la energía.
La última en afrontar este duro revés es la Empresa de Envases y Recipientes Metálicos Envametal, del Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica (Gesime), perteneciente al Ministerio de Industrias. Ahora ha tenido que ajustarse tanto a las nuevas ventajas que trajo 2021 como a sus dificultades, siendo proveedora esencial para sectores estratégicos como la agroindustria no azucarera y la industria alimentaria, y reducir su actividad.
Envametal lleva dos años alcanzando el 60% de la demanda de la población cubana dentro de sus planes de producción de envases de hojalata, bidones de acero, cántaras para leche, y otros recipientes destinados a alimentos, aceites, pinturas y agua. Ahora se ha quedado sin envases de hojalata, bidones de acero, cántaras para leche, entre otros recipientes destinados a alimentos, aceite, pinturas y agua, por su falta de liquidez.
En concreto, la producción de bidones (conocidos popularmente como tanques de 55 galones), no tuvo oportunidad de cubrir toda la demanda del país, quedando por debajo de la cifra media pactada. Ahora el Gobierno cubano busca otras alternativas como la obtención de créditos comerciales procedentes de proveedores extranjeros para la importación de las materias primas necesarias para la producción de los envases metálicos destinados principalmente a la industria alimentaria. También el gobierno ha optado por montar una fábrica de envases flexibles en Camagüey a fin de atender la actual demanda existente en la isla.