Detrás de las conservas en lata Consorcio se esconde un nombre italiano: el de Valeria Piggio, bisnieta de Rinaldo Piaggio, quien patentó en su día la marca “Vespa”.
Valeria es la tercera generación al timón del Grupo Consorcio, uno de esos apellidos que suenan fuerte en el mundo de las conservas. Su abuelo, Giacomo Croce, fundó el Grupo Consorcio allá por 1950 en Santoña (Cantabria). Observó que en la localidad cántabra ya se preparaban las anchoas siguiendo la tradición de los salatori italianos que se habían instalado allí años atrás. No se podía desaprovechar la oportunidad de que en el Cantábrico estaban las mejores anchoas, cosa que sigue sucediendo.
La fábrica es casi territorio femenino: manos expertas, veloces, que trabajan con el ritmo que da la costumbre y el mar. Y aunque Valeria no pisa todos los días la planta —vive entre Italia y España—, su presencia se siente. Dentro del Grupo Consorcio hablan poco de ella, pero cuando lo hacen, siempre es para bien.
El Grupo Consorcio sigue a todo motor, con 50 millones de latas y tarros saliendo cada año desde Santoña y Pisco (Perú). Y aunque Valeria prefiera mantenerse tras bambalinas, su legado se saborea en cada bocado.