Los analistas económicos presienten que la política arancelaria de Trump no será tan perjudicial como parece en un primer momento. Por supuesto, conocen perfectamente que este tipo de medidas, lejos de ayudar al sector, entorpece la marcha de la economía y aunque Trump ha anunciado que el arancel del 25% será sin excepciones ni exenciones, la realidad ha demostrado que luego las condiciones van cambiando, tal y como ocurrió en el pasado 2018.

Asimismo, los expertos aseguran que la idea de proteger la producción nacional no va acompañada de la modernización que necesita el sector, puesto que el parque de fundiciones del aluminio americano está muy envejecido. Además, el número de fundiciones de aluminio primario en funcionamiento en Estados Unidos se ha reducido de 20 a principios de siglo a sólo cuatro.

Por mucho que Trump pretenda fomentar el consumo interno del aluminio, la realidad es que los expertos sospechan de la incapacidad para llegar a los niveles de importación actuales, con lo cual, el gasto extra recaerá en los consumidores mayoristas y minoristas puesto que, en la actualidad, Estados Unidos importa 2 millones de toneladas al año. Además, la importación de aluminio es de un 47%, mientras que es de un 23% en el caso del acero.

Los expertos apuestan por otra vía para conseguir aluminio sin necesidad de pagar las altas tasas arancelarias: fomentar el reciclaje de las latas de bebidas. Se podría aspirar a una mayor autosuficiencia por esta vía.

En estos momentos el coste del metal entregado, además del precio subyacente del aluminio, ha subido 100 dólares hasta los 629 dólares por tonelada métrica en el espacio de una semana.