Aunque algunos piensen que la industria conservera parece estar anclada en el pasado, nada más lejos de la realidad. La actual situación ha incrementado la apuesta por la innovación basada en la industria 4.0, la economía circular, la biotecnología o la acuicultura.
Uno de los elementos claves se centra en los procesos, con la adopción de sistemas automatizados e inteligentes, como ocurre en el de los productos. “El sector utiliza dichas palancas como eje de competitividad, y le ha servido para constituirse como segunda potencia mundial, y primera en especialidades y calidad”, afirma Juan M. Vieites Baptista de Sousa, secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados (Anfaco-Cecopesca).
Este proceso de modernización no es nuevo. La digitalización del sector comenzó hace años a través de la incorporación de sistemas automatizados y robotizados, así como nuevos sistemas de control y gestión de todos los aspectos fabriles y no fabriles de la empresa. En la actualidad dicha industria está inmersa en la adopción de sistemas de sensórica avanzada y gestión inteligente de todos los datos generados a fin de implantar herramientas de inteligencia artificial.
“En estos momentos, el sector conservero afronta con gran intensidad la modernización y actualización de sus procesos y productos hacia tres ejes fundamentales: la digitalización integral de sus procesos; la apuesta por la economía circular y la sostenibilidad; y el desarrollo de nuevos productos adaptados a las necesidades del consumidor”, destaca Vieites. Para el secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados se trata de un importante esfuerzo con el que España busca afianzar su posición como referente mundial en la producción de conservas de pescado y marisco.
Otro de los grandes caladeros en materia de innovación en este sector son los centros tecnológicos. El de Anfaco-Cecopesca realiza una media de 80 proyectos de I+D+i al año, y genera un importante efecto multiplicador en el desarrollo de la industria marina y alimentaria. Claros ejemplos de esta innovación los encontramos en el proyecto europeo Spectunael o en Foodsens que desarrollan y validan nuevas tecnologías de sensórica que permitan maximizar la respuesta en materia de seguridad alimentaria. En el ámbito de la alimentación saludable se encuentra también el proyecto Tecnomifood, centrado en el desarrollo de alimentos funcionales y la alimentación personalizada.
“Se camina hacia soluciones ‘ready-to-eat’ o ‘ready-to-cook’, fáciles de consumir y preparar, focalizado además hacia un consumidor cada vez más concienciado con la alimentación saludable y el medio ambiente”, concluye el secretario general de la patronal.