A todos nos ha pasado alguna vez. Estar en una reunión con amigos, abrir una lata de cerveza y ponerlo todo perdido sin poder hacer nada para evitarlo. La razón de que suceda esto es bien sencilla. Una vez abierta, el gas que estaba disuelto dentro ha escapado en forma de burbujas arrastrando el líquido a su paso y al agitarse se ha expandido por todo el interior del envase metálico. Pero si todavía no lo sabes, se puede evitar de una manera bien sencilla evitando derramar el contenido.
El movimiento del envase al manejarlo de manera brusca ha ocasionado que el gas se convierta en ácido carbónico y se pegue a las paredes del envase en forma de burbujas. Justo cuando abres una lata carbonatada, oímos ese característico sonido chispeante de las burbujas de gas que escapan del líquido como resultado de un cambio en la solubilidad del dióxido de carbono. Por tanto, golpear la lata antes de abrirla hará que las burbujas se desprendan, suban a la superficie y al abrir la lata salga el gas sin derramar nada de líquido.
La forma de hacerlo correctamente es bien sencilla. Hay que golpear la lata con los dedos en tres puntos concretos, arriba, en medio y abajo del envase metálico al tiempo que se va girando el envase hay que repetir dicho proceso hasta completarlo dándole dos vueltas completas.
Ahora ya sabes que el movimiento del envase ha hecho que el gas se convierta en ácido carbónico y que se haya pegado a las paredes en forma de burbujas, por lo que golpear la lata antes de abrirla hace que las burbujas se desprendan, suban a la superficie y al abrirse salga el gas sin derramar nada de líquido. Así que ya conoces la manera correcta de abrir una lata con total seguridad sin miedo a sufrir ningún pequeño percance.