Nada más arrancar, el restaurante Olivia Saladas empezó a utilizar contenedores de acero inoxidable para repartir las ensaladas, pero debido al alto coste, buscó alternativas en el mercado. Las fiambreras de aluminio, además de ser más prácticas, fueron la solución ideal.

Con dos sedes en Río de Janeiro y una en São Paulo, Olivia Saladas se centra en la cocina orgánica para comidas rápidas sin renunciar a las prácticas sostenibles. Ahora quiere ir más allá y estudia desarrollar un envase de aluminio a medida.

“De este modo, realizamos la entrega del nuevo pedido y recogemos el embalaje anterior. El cliente no volverá a pagarlo ni a generar residuos», detalla Eva Schvartz, la emprendedora que concibió este negocio en 2016.

«Cuando vamos a comprar, tenemos que tener en cuenta la huella ecológica que ese producto conlleva. Además de utilizar el aluminio, con el apoyo de clientes conscientes y comprometidos es posible promover la entrega inversa, con envases reutilizables», añade Schvartz.

Además, entre sus múltiples ventajas el aluminio es la barrera completa más ligera del mercado. Es impermeable a la luz, los gases, el vapor de agua, los aceites, las grasas, el oxígeno y los microorganismos. El metal mantiene los alimentos frescos, seguros y sabrosos, es decir, conserva la calidad durante mucho tiempo. Una tendencia que ha llegado para quedarse.