Esta práctica mucha gente la suele realizar, sobre todo en verano. Pero ojo, este simple gesto conlleva algunos riesgos, y el siguiente artículo os lo contamos.

Aunque las latas son una forma práctica de conservar los alimentos, no están hechas para la nevera. Mientras que en la nevera podemos conservar los alimentos durante meses, en el frigorífico sólo podemos conservarlos durante un tiempo limitado. Por no hablar del hecho de que un producto está mucho más expuesto al peligro bacteriológico una vez abierto.

Una buena remesa de latas en conserva te puede salvar de más de un apuro en estos meses estivales donde siempre resulta socorrido en el caso de tener invitados o no te apetece cocinar. Pero, ¿por qué es peligroso meter las latas en la nevera?

Lo extraordinario de las latas es que suelen tener una fecha de caducidad muy larga. Esto significa que pueden permanecer en los armarios durante meses, o incluso uno o dos años en algunos casos.

No obstante, nunca metas las latas abiertas en la nevera ya que es un grave error y un riesgo para tu salud. Es la mejor forma de intoxicarse. Las latas abiertas pueden estar contaminadas con ftalatos.

En concreto, los ftalatos son sustancias químicas que suelen encontrarse en los envases de alimentos. Una vez abiertas, las latas no deben seguir utilizándose como recipientes. Si te sobra comida, lo mejor es pasarla a otro recipiente. Un plato hondo, un cuenco o latas de cristal para conservas servirán.

Los ftalatos son sustancias químicas que se usan para ablandar los plásticos rígidos utilizados en una amplia gama de productos industriales y de consumo, incluidos algunos materiales plásticos autorizados para estar en contacto con alimentos. Estas sustancias pueden migrar a los alimentos que contienen, por lo que se han establecido límites específicos para su migración. Los efectos para la salud humana de los ftalatos van desde efectos en el sistema reproductor hasta efectos tóxicos en riñón e hígado

Es una verdadera ventaja para la ecología y la recuperación de residuos. Utilizar metal reciclado para fabricar latas nuevas significa menos extracción de minerales. Lo que significa menos emisiones de CO2 a la atmósfera.