Un buen packaging consigue conectar con el consumidor en menos de 8 segundos. Es el tiempo que dura el proceso de decisión de compra en el lineal por parte del potencial consumidor y que decantará si un producto acabará o no dentro del carro de la compra.
Conscientes de ello, las marcas aplican en sus envases diferentes armas de seducción. Una de ellas y que en ocasiones pasa desapercibida es el lenguaje cromático. Activa los resortes sensoriales para evocar las sensaciones adecuadas que estimulen nuestra compra. Y el color es en lo primero que nos fijamos en un 90% de los casos.
La multinacional Silgan Containers Corporation ha lanzado una nueva línea de latas de aluminio de colores con el propósito de que las empresas puedan captar la atención de los consumidores. Las nuevas latas están elaboradas con un aluminio tintado obteniendo una gran variedad de colores. Es posible que el color condicione la decisión de un consumidor, pero será solamente la primera vez que compre el producto, ya que una vez lo haya probado, lo que mantendrá la fidelidad será el contenido.
La psicología de los colores es bastante compleja. Pueden significar cosas diferentes dependiendo de la cultura, la situación y la industria. Pero hay algunas sensaciones que estarían ligadas a nuestro pasado evolutivo y serían universales.
Según algunos estudios, se intensificó un 10% el amarillo de las latas de la bebida Sprite, y varios consumidores se quejaron de un supuesto sabor más ácido. Pensaron, debido al amarillo del envase, que contenía más cantidad de limón, aunque la composición de la bebida era exactamente la misma de siempre.
Las latas de bebidas de colores fríos como el azul o el verde sacian mejor la sed que los envases de colores cálidos; los envases rosas para productos de pastelería intensifican el sabor dulce y el café suele envasarse en paquetes marrones porque aumenta su sabor y aroma.
Tradicionalmente se señalan el azul, el verde y el rojo como los tres colores favoritos. Este hecho podría evidenciar ciertas asociaciones implícitas inconscientes comunes a todos los humanos y ligadas a nuestro pasado como primates. El azul claro es percibido como confiable, calmado y seguro, el verde se asocia a la salud, frescura y serenidad mientras que el rojo activa la glándula pituitaria, incrementando el ritmo cardíaco y acelerando la respiración. Es el único color que provoca una reacción fisiológica medible.