En 2022, la industria de alimentos y bebidas sufrió una paralización en su índice de crecimiento. Esto se debió a la inflación que España así como del resto de los demás mercados asociados experimentaron. El aumento de los costes productivos a causa del agudo aumento del valor energético, de los transportes y de las materias primas, entre otros factores, han limitado la trayectoria positiva del sector.
El pasado año, la inflación había hecho mella en el bolsillo de los hogares españoles provocando una reducción significativa en la demanda de productos del mar. Esto se vio reflejado en los datos de Anfaco-Cecopesca, donde se informó que el volumen de producción de conservas había disminuido un 7,6%, pero su valor aumentaba un 5,7% hasta totalizar más de 1.740 millones de euros.
Según el último estudio que fue realizado por la FIAB, la industria española de alimentación y bebidas ha visto su crecimiento limitado debido a la inflación. El Informe Económico para 2022 tuvo el respaldo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) como parte de sus principales conclusiones.
Por su parte, Fernando Miranda, secretario general de Agricultura y Alimentación, se refirió a lo importante que es la industria alimentaria a la hora de promover el desarrollo en áreas rurales. “La industria alimentaria es un importante motor de desarrollo y vertebración de las zonas rurales, principalmente a través de la creación de empleo de calidad, con lo que contribuye de manera significativa a impulsar la sostenibilidad económica, social y medioambiental de los territorios”, señaló el responsable. El secretario general también valoró la apuesta de la industria alimentaria por la internacionalización y la apertura de nuevos mercados, en especial los de países terceros, que proporcionan no solo crecimiento de actividad, sino diversificación de riesgos.
Asimismo, Miranda destacó la importancia de contar con el mejor conocimiento para tomar las decisiones estratégicas adecuadas y para entender el impacto de la industria alimentaria en la economía. En este sentido, el ministerio ha mantenido un acuerdo de colaboración con FIAB que ayuda a su desarrollo, incluyendo la presentación de un informe que ofrece datos relevantes sobre la magnitud del efecto del sector en toda la sociedad.
Mauricio García de Quevedo, quien es el director general de FIAB, mencionó que “durante el 2022 hemos sufrido una terrible crisis económica. Esto se debió a la invasión de Ucrania y los altos niveles de inflación que vivimos como consecuencia. Muchas empresas del sector han reducido sus márgenes con el objetivo de no trasladar ese coste al cliente”.
El representante de FIAB (Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas) advertía sobre el desesperante contexto en el que se está enfrentando el sector alimenticio tras la pandemia. Por ello, reclamó la creación de una legislación acorde a las necesidades del sector, así como la resolución urgente de las convocatorias del PERTE agroalimentario para ayudar con recursos a pequeñas y medianas empresas para mejorar su competitividad mediante inversiones innovadoras.
El año pasado se vio un repunte en los números de producción real dentro de la industria pese a la situación que han sufrido los sectores alimentarios y de bebidas. Esto queda reflejado en el 1,5% con el que se ubicó el promedio a lo largo de 2022, resultando inferior con respecto al 4,5% del periodo comprendido entre 2015 y 2019.
Por otro lado, durante los últimos meses del año 2021, se observó un aumento considerable en los costos de fabricación, el cual se ha mantenido al 18,6% al finalizar el año 2022. Esta tendencia hizo que disminuyera la producción del sector y se limitara la competitividad para satisfacer la demanda de los consumidores sin generar desequilibrios.
Como resultado de la alta inflación y los mecanismos adoptados para contenerla (en especial las tasas de interés alzadas), los hogares se han visto forzados a frenar sus gastos y a cambiar su comportamiento de consumo. Esto ha provocado un descenso significativo del volumen de consumo alrededor de 66.294 millones de euros (-1,1%). Además, ha repercutido sobre el gasto medio por persona y familiar, que se mantiene en 1.427€ al cierre del 2021, lo que significa una disminución del -1,8% con relación al año anterior.
Pese a todo, la industria de los alimentos y las bebidas sigue siendo la más poderosa de España. Esto se constata por el elevado Valor Añadido Bruto (29.786 millones de euros) aumentando un 13,9%. Sin contar los precios, la tasa es del 4,1%. Así, aporta el 19,3% a la economía española y el 2,5% al conjunto de la producción nacional.
Debido a una gran cantidad de empresas que han mantenido su dinámica en el sector, la cantidad de compañías se ha mantenido estable ascendiendo a 30.159. A pesar del pequeño retroceso registrado con respecto al ejercicio del 2021 (-0,3%), no hay muchas diferencias ya que sólo son 101 compañías menos.
A pesar de las adversidades económicas, los Pymes siguen siendo el pilar principal dentro de la industria que representan casi el 96% del tejido empresarial. El año 2022 fue una prueba contundente al demostrar que el 78,8% de la actividad total se generó por pequeñas empresas con menos de 10 trabajadores, lo que reafirma la relevancia de estas compañías para el sector.
Los alimentos y bebidas parecen ser un punto de estabilidad en cuanto a empleo se refiere. Las cifras confirman que en este sector hay avance, con el número de afiliados a la Seguridad Social aumentando en un 3,2%, lo cual equivale a 454.800 empleos directos. Además, el crecimiento supera al de la industria manufacturera que se ubicó en 2,4%.
Por último, las exportaciones de alimentos, bebidas y tabaco, que representaron un 18,5% del total, han experimentado un retroceso del 3,5% en el interanual a abril, hasta alcanzar los 5.417,3 millones de euros, según los datos publicados por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Este descenso se ha producido por las menores ventas de los subsectores de aceites y grasas en particular a Italia y, en menor medida, Estados Unidos, Portugal y China; y productos pesqueros principalmente a Italia y, con menor intensidad, Japón, Alemania y Estados Unidos.
En cuanto a las importaciones, han aumentado un 4,5% hasta los 4.125,4 millones de euros, resultando un saldo final de 1.291,9 millones de euros, frente a los 1.672,4 del mes de abril de 2022.