Japón es uno de los países con mayor cantidad de máquinas expendedoras del mundo. Se podría decir que estos dispositivos están tan arraigados a la cultura nipona que se ha convertido en una de las naciones con mayor variedad. Esto no resulta sorprendente teniendo en cuenta que ofrecen desde bebidas frías hasta alimentos calientes y otros productos como juguetes o tabaco. Y todo esto a precios muy baratos, tanto para la gente del lugar como para los extranjeros que visitan el país.
Las máquinas expendedoras se popularizaron en Japón con la entrada a gran escala de Coca-Cola en la década de los 60. No obstante, tal y como apuntan desde la Asociación Japonesa de Fabricantes de Máquinas Expendedoras, la primera máquina expendedora en Japón fue una que vendía productos en caja, como cigarrillos, inventada por Takashichi Tawaraya en 1888, pero que no se conserva. En cambio, sí existe todavía una creada por Tawaraya en 1902 que ofrecía sellos y postales.
Además, el número de estos dispositivos llegó a situarse en los 5,6 millones en el año 2000, o lo que es lo mismo, una máquina por cada 23 habitantes. La cifra, no obstante, se ha vio notablemente reducida y se situaba ligeramente por encima de los 4 millones en 2020.
Desde la adopción masiva de los teléfonos móviles, la oferta de teléfonos públicos disminuyó a nivel global. Esto junto con otros factores como el descenso demográfico, mayores regulaciones sobre la venta de tabaco y la preferencia por hacer compras por internet contribuyeron al declive de estas máquinas expendedoras.
En la actualidad, se dice que el número de máquinas expendedoras en todo el país es de 3,9 millones. Según datos recientes, hay 2,24 millones de ellas que ofrecen bebidas como refrescos, café y licores, además de 201.500 unidades para productos de primera necesidad, 92.300 para tabaco y 77.700 para alimentos.
Aunque uno podría pensar que la comida en las máquinas de vending se limita a chocolate y patatas fritas, Japón está llevando ese concepto a otro nivel con un surtido ecléctico de productos. Encontrarás caviar, sushi y sashimi en el mismo vending, junto con platos congelados para cocinar en casa. Hay vending dedicados a latas de insectos comestibles, carne de ballena o incluso carne de oso, que es legal en Japón. Un restaurante local está llegando incluso tan lejos como para promocionar la carne de oso como palanca turística.
Muchas personas critican la comercialización de este tipo de productos a través de máquinas automáticas, sin embargo, los dispositivos también están evolucionando a nivel tecnológico. Los fabricantes de máquinas vending han incorporado pantallas táctiles y ofrecen métodos de pago diferentes a los tradicionales. Están intentando implementar biometría, reconocimiento facial y experiencias contactless para lograr programas exitosos de fidelización.
En junio, Asahi puso el foco en el impacto ambiental. Por ejemplo, la firma Asahi realizará pruebas durante el mes de junio con una máquina expendedora que contiene un material capaz de absorber el dióxido de carbono mientras aspira aire para enfriar o calentar las bebidas en su interior. Según explicó la compañía, el material está elaborado a partir de varios minerales que, una vez que haya absorbido cierta cantidad de CO2, se utilizará con otros fines industriales, como la fabricación de fertilizantes.
Este tipo de desarrollos son una muestra de cómo la industria del vending en Japón está apostando por la innovación al tiempo que mantiene los códigos de una fórmula de consumo que ya forma parte de la identidad nipona. Tanto los fabricantes de dispositivos, como los contenidos que albergan, han hecho un alarde de adaptabilidad para evolucionar junto al comportamiento de los ciudadanos y sus nuevas inquietudes para seguir construyendo la cultura de la máquina expendedora.