Hay quienes hablan de un posible “cambio sísmico” en el sector del aluminio debido a una demanda que se prevé comience a incrementarse como consecuencia de las acciones que están tomando numerosas empresas y países relacionadas con el cambio climático. Es el caso del mayor productor de aluminio del mundo, China, que está tomando medidas para reducir los procesos de fundición.
“El hecho de que China diga que va a reducir el uso de carbón es potencialmente un cambio de juego para el aluminio, pero el punto de inflexión de los precios no está muy lejos”, ha dicho recientemente Dan Smith, director gerente de Commodity Market Analytics. Y es que, en abril, el precio del aluminio subió a sus máximos históricos en tres años por dudas en suministro.
De un exceso de oferta parece que pasaremos a una escasez que, por supuesto, traerá consigo un aumento en los precios. El aluminio es un material de uso diario en todas las industrias y, en algunas, está aumentando más su uso debido a las exigencias medioambientales.
Este año, la Bolsa de Metales de Londres ha sido testigo. El aluminio subió un 26%; es decir, unos 2.500 dólares la tonelada. Goldman Sachs se encuentra entre los que ven más ganancias en el futuro, pronosticando precios récord por encima de los $ 3,000 para fines del próximo año, según reflejan algunos medios especializados.
Pero ¿cuál es el panorama y qué acontecimientos están pudiendo influir en este posible “cambio sísmico”?
Evidentemente el Covid-19 ha trastornado todas las industrias. Por un lado, la demanda en las industrias automotriz y de la construcción están mermando los inventarios. Por otro, las medidas de confinamiento han influido lógicamente en un cambio de hábitos: restaurantes cerrados y mayor consumo en casa; por lo tanto, hay una escasez de latas de aluminio. Debido a esto las empresas se han visto obligadas a importar de Asia oriental y América del Sur en un momento, además, en que las tarifas de flete se están disparando.
El caso de China preocupa enormemente. En 2017 el gobierno asiático ya comenzó a llevar a cabo medidas para reducir la fundición a 45 millones de toneladas al año para cumplir con sus objetivos climáticos de disminución de emisiones de carbono. Se comenta que el techo le llegará a China en 2024 que es cuando entrará en déficit.
Trafigura Group, multinacional con sede en Ginebra y Singapur dedicada a la comercialización de productos petroleros, metales y minerales, entre otros, estima que el aluminio debe alcanzar los $ 3,500 en el próximo año para evitar déficits, dado el lapso de tiempo para construir nuevas fundiciones. Según menciona, hay que considerar los cuellos de botella logísticos, los mayores costos de transporte, así como los impuestos y aranceles que “están causando estragos en el mercado al contado”.
Por su parte, según Reuters, analistas de Citi “esperan que la demanda de aluminio aumente un 6,4% este año, a casi 68 millones de toneladas y un 4,6% en 2022, a casi 71 millones de toneladas. Su pronóstico es de un superávit de 720.000 toneladas este año y un déficit de 590.000 toneladas en 2022”.
Para completar el panorama, United Co. Rusal International, el mayor productor de aluminio fuera de China, puede frenar los envíos debido a un nuevo impuesto ruso a las exportaciones.
Evidentemente, se avecina un cambio sísmico.