Una lata de melocotones en almíbar, oxidada y cubierta de polvo, se convierte en protagonista de un inquietante vídeo en TikTok. Al ser abierta, no revela el color anaranjado ni el brillo característico de la fruta, sino un líquido espeso y negro, acompañado de fragmentos oscuros y deformes. Esta conserva, con más de 70 años de antigüedad, ha sido catalogada como una «reliquia», y su aparición en el perfil de @Mrs.Fallout ya ha superado los 78 millones de visualizaciones.
Lo que comenzó como una curiosidad nostálgica ha derivado en una tendencia viral que mezcla fascinación, morbo y peligros potenciales. En plataformas como TikTok, YouTube e Instagram, creadores de contenido y usuarios anónimos abren latas y botellas selladas de hace décadas: refrescos de los años 60, conservas militares de los 40 o productos de supermercado olvidados en algún sótano.
El atractivo reside en el misterio y el espectáculo. Estos objetos, que se adquieren por entre 20 y 40 euros en portales como eBay o Wallapop, son valorados tanto por coleccionistas como por quienes buscan la reacción viral al descubrir su contenido en estado de descomposición. Las piezas audiovisuales suelen incluir planos cerrados, música inquietante y manos anónimas que manipulan restos gelatinosos y de aspecto alarmante.
Sin embargo, expertos en microbiología y salud pública han encendido las alarmas. Aunque el contenido no se consuma, abrir estos envases implica un riesgo real de exposición a bacterias como el Clostridium botulinum, responsable del botulismo, una enfermedad grave que puede ser mortal.
A pesar de las advertencias, el fenómeno no pierde fuerza. Imágenes de sopas verdes y densas, frutas irreconocibles flotando en líquidos opacos o refrescos convertidos en masas oscuras continúan captando la atención de millones de usuarios. Una mezcla visual de nostalgia, repulsión y horror que, en la lógica de las redes sociales, se traduce en éxito asegurado.