A media que se intensifica la carrera por la descarbonización a nivel mundial surgen nuevos actores que apuestan por el medio ambiente como nuevo motor económico. La última en apuntarse es la americana Boston Metal quien promete entregar cantidades comerciales de acero verde para 2025 sin usar hidrógeno, carbón, o incluso altos hornos y con cero emisiones.
El método, denominado MOE, emplea la electrólisis de óxido fundido que utiliza electricidad renovable para convertir el mineral de hierro en metal licuado. La compañía sostiene que es la manera más eficiente de producir acero sin emisiones de carbón por lo que planea producir una cantidad comercial de acero verde utilizando este proceso en apenas tres años.
Donald Sadoway, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), ha pasado la mayor parte de una década adoptando la tecnología, ampliamente utilizada en la fabricación de aluminio, para fabricar acero. Califica este método de altamente eficiente en comparación con otros. «Con la electrólisis de óxido fundido podemos comenzar con el mineral de hierro e ir directamente al metal líquido en un solo paso», detalla Sadoway.
La electrólisis de óxido fundido convierte el mineral de hierro en metal licuado sin utilizar hidrógeno ni carbón coquizable. «Una vez que tiene hierro líquido, se conecta directamente a las operaciones posteriores, ya sea fundición o laminación. En el proceso de hidrógeno, comienzan con gránulos de óxido de hierro y luego hacen gránulos de hierro sólido, que luego se funden en un horno de arco eléctrico», añade.
La compañía confía en que los próximos dos años se hará un uso más eficiente de la electricidad verde y permitirá que el hidrógeno verde que se está produciendo se use en otras aplicaciones que no se pueden electrificar. Precisamente, Boston Metal recaudó 50 millones de dólares en capital el año pasado, atrayendo patrocinadores como el fondo Breakthrough Energy Ventures de Bill Gates y el gigante australiano de recursos BHP.
El hidrógeno verde ha sido aclamado como la fuente de energía y reactivo para reemplazar el carbón de coque en la fabricación de acero, lo que representa el 8 por ciento de todas las emisiones de CO2 a nivel mundial.