Roberto Baroni ha hecho un repaso de la historia de los cierres de las latas. Algo tan habitual en nuestro día a día esconde años de ensayo-error y de primeros productos con fallos técnicos que conllevaban más de un accidente.

Baroni explica en Linkedin que las primeras tapas Easy-Open, inventadas por Ermal Fraze, aparecieron en las estanterías en 1962: estas tapas de anillo eran mucho más fáciles de abrir que las tapas planas que requerían un abrelatas de «llave de iglesia».
El experto asegura que se hizo evidente que las lengüetas arrancadas planteaban problemas, ya que a menudo estaban tiradas de basura y causaban lesiones, incluidos casos graves de ingestión accidental.
En 1974, la Continental Can Company, conocida por su innovación, desarrolló la tapa ecológica «Envir-o-Tab» (Patente 3.908.857).
Esta tapa presentaba una lengüeta de tira de aluminio que estaba diseñada para permanecer unida.

Para mejorar el diseño, la tapa incluía ocho pequeños orificios para aumentar la superficie de pegado y reducir la presión interna del contenido.

Desafortunadamente, a pesar de los esfuerzos significativos, el Envir-o-Tab resultó ser un fracaso.
Era difícil de abrir, difícil para beber directamente de la lata, y la pestaña a menudo se rompía por completo, lo que contribuía a la misma contaminación que pretendía prevenir.

La Envir-o-Tab fue abandonada pronto tras la introducción de la tapa Stay-On-Tab, más funcional y económica, por Daniel F. Cudzik en 1975.
Baroni hace estos comentarios a raíz de un video explicativo que recuerda los grandes esfuerzos del personal de Continental Can Company que realmente creyó y trabajó arduamente en esta innovación.