El atún en lata es uno de los productos más consumidos en España, con una media de 1,95 kg por persona al año, según el último informe del Ministerio de Agricultura. Sin embargo, a pesar de su popularidad y de ciertos avances en el etiquetado, persisten dudas sobre el origen real de la materia prima que contienen estas conservas.
Representantes del sector pesquero, como la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (OPAGAC), insisten en la necesidad de mejorar la trazabilidad y visibilizar el trabajo de la flota española, que opera bajo altos estándares laborales y medioambientales. Desde OPAGAC advierten que muchas latas proceden de países como Ecuador, diversas zonas de África o Asia, sin que se detalle suficientemente el lugar de captura ni el barco responsable de la pesca.
La legislación europea actual exige informar sobre la zona de captura y el método de producción, pero estudios recientes señalan que el 60 % de los consumidores considera insuficiente la información presente en las etiquetas de conservas de pescado, especialmente en el caso del atún.
Desde la patronal conservera ANFACO-CECOPESCA se subraya que España es líder europeo en producción de conservas de atún y segundo productor mundial tras Tailandia. La industria nacional, afirman, garantiza elevados niveles de trazabilidad, sostenibilidad y seguridad alimentaria.
Aunque los supermercados aseguran que sus proveedores son mayoritariamente nacionales y que la cadena de valor está bien controlada, expertos como Manuel Antonio Fernández-Villacañas, de EAE Business School, advierten que el factor precio sigue siendo decisivo en la compra: el 70 % de los consumidores prioriza el coste frente a certificaciones de sostenibilidad.












