La circularidad gana presencia en la conciencia ciudadana. Así lo confirma la tercera edición del estudio internacional de Every Can Counts, realizado en 16 países y con más de 16.000 participantes, que revela un amplio respaldo a los sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR) como herramienta clave para mantener los envases en el ciclo de uso.

De acuerdo con el informe, el 71% de los encuestados respalda la implantación de estos sistemas y un 88% confía en su eficacia, al considerar que los envases devueltos se reciclan correctamente. Además, el 87% cree que todos los envases de bebidas de un solo uso, ya sean de aluminio, vidrio o PET, deberían incluirse en el sistema. En España, las cifras se mantienen en niveles similares, con un 69% de apoyo y un 89% de confianza en el proceso.

“El concepto de circularidad no tiene por qué ser complejo”, señaló David Van Heuverswyn, director global de Every Can Counts. “Las latas de aluminio, infinitamente reciclables, demuestran que un envase verdaderamente circular es posible; lo que falta es conciencia”.

Pese a su alto potencial de reciclaje, solo el 17% de los participantes identifica las latas de aluminio como el envase más reciclable, aunque mantienen la tasa de reciclaje más alta del mundo (71%), frente al 34% del vidrio y el 40% del PET, según datos del International Aluminium Institute (IAI).

El desconocimiento sobre estos datos refleja que la transición hacia una economía circular requiere no solo sistemas de recogida eficientes, sino también educación y comunicación para aumentar la participación ciudadana.

Los boomers, campeones del reciclaje

El apoyo al SDDR crece con la edad: 59% entre la Generación Z, 67% en los Millennials, 74% entre la Generación X y 80% en los Baby Boomers. Las cifras también varían según el grado de implantación del sistema: países como Irlanda, Hungría o Países Bajos, donde ya funciona, registran participaciones cercanas al 90%, mientras que en lugares donde aún no se aplica, como Estados Unidos o Serbia, el apoyo oscila entre el 58% y el 86%.

El estudio también destaca que el 71% reciclaría más si el proceso fuera más divertido o interactivo, lo que demuestra la importancia de los incentivos emocionales y sociales. Además, un 53% considera que los consumidores son los principales responsables del reciclaje de latas, aunque reconocen que el éxito depende de la colaboración entre ciudadanía, industria y administraciones.

Según Alexandra Williams, presidenta de Every Can Counts, los SDDR son “solo el comienzo”, pero su efectividad para mantener el valor del aluminio en circulación y evitar que el 29% del material acabe en vertedero cada año los convierte en una herramienta esencial.

En definitiva, la circularidad deja de ser un concepto técnico para convertirse en un objetivo compartido. “La gente quiere formar parte del cambio y entender por qué el reciclaje verdadero importa”, resume Van Heuverswyn.