La artista y diseñadora afincada en Portugal, Veronika Kulish, ha querido rendir homenaje  a las ‘Sardinas Portuguesas’, que como dice, son legendarias y un producto muy típico de este precioso país. Y lo ha hecho de la mejor manera que sabe, las ilustraciones, la presentación, el concepto… es sin duda toda una delicia para compartir

Las sardinas son una parte integral de la vida portuguesa y aunque pocos se han parado a pensarlo, el marketing ha elevado este producto sencillo y sin pretensiones a la categoría de culto. En cualquier ciudad importante de Portugal podemos encontrar tiendas dedicadas exclusivamente a las sardinas enlatadas.

El amor de los portugueses por sus sardinas viene con una rica historia. Es por eso que la colección de sardinas portuguesas ‘ART apetito’ captura no solo la historia de la industria pesquera, sino que también da su lugar a la memoria y la esencia de las atracciones locales del país luso.

Pocos saben que las primeras sardinas artísticas se remontan al siglo XIX y salieron de la mano de Rapahel Bordalo Pinheiro (1846-1905), pero no fue hasta 2003, cuando se creó el concurso de sardinas de las fiestas de Lisboa, cuando comenzaron a popularizarse hasta convertirse en icono de la cultura y la gastronomía lisboeta.

Por eso no es de extrañar que miles de propuestas compitan cada año en este peculiar concurso que premia la imaginación, la originalidad y la audacia a la hora de dibujar o enlatar una sardina, con la única condición de que sea reconocible y no se confunda con otro pez.

Hay sardinas decoradas por artistas de la talla de Bordalo o Joana Vasconcellos; las hay también en homenaje a figuras del fado como Amalia Rodríguez; con motivos de pop-art, cómics e incluso de inspiración gastronómica, como las que evocan otro plato popular, el caldo verde con chorizo.

La colección Bordalo incluye más de 60 diseños que se actualizan periódicamente, y se pueden adquirir por internet a precios de entre 20 y 50 euros, una tentación para cualquier coleccionista que aprecie este arte culinario que sigue sin pasar de moda adaptándose a los nuevos tiempos. Una simple lata hecha arte.